Los Chicos Swamp
Los niños de hoy solo miran televisión y hacen lío, ¿verdad? Incorrecto. Sino fíjese los chicos Swamp, doce niños de sexto y séptimo grado del Condado de Franklin, Georgia, USA. “Swamp” es el acrónimo en inglés de Plan de Tratamiento de Residuos Sólidos, que es lo que estos chicos escribieron y enviaron al gobierno de su condado. La implementación de su plan de 756 páginas ha extendido la vida del relleno sanitario del condado de Franklin por, al menos, veinte años.
Todo comenzó cuando los estudiantes pensaron sobre las diferentes maneras en las que podrían ayudar a disminuir las cantidades de basura que iban al relleno sanitario. Querían llevar a cabo proyectos de reciclaje en su ciudad, y también una campaña que eduque a la gente para que utilicen menos cosas y para que reutilicen las que ya tienen. Pero la ley del estado establecía que cada condado debía tener un plan para el tratamiento de sus residuos sólidos. A Franklin le faltaban pocos meses para ser sancionado con una multa de diez mil dólares por día por no tenerlo.
Los alumnos decidieron que ellos podrían escribir el plan que se necesitaba. Al presentar su caso a funcionarios sorprendidos, demostraron que ya sabían más que nadie acerca del tratamiento de residuos: habían hecho muchísima tarea. Les dieron luz verde y se pusieron a trabajar.
A medida que se adentraban más y más en la basura de Franklin, los niños refutaron los datos del condado sobre la cantidad de desperdicios que se estaban generando. Fueron en contra de un plan para cerrar el basurero y pagar altas tarifas para transportar los desechos fuera del condado, y demostraron que el uso racional del relleno sanitario lo mantendría en funcionamiento: su plan redujo el ingreso de desperdicios en el sitio en un 25%.
En varias oportunidades, los chicos fueron recibidos con poco entusiasmo ya que sus ideas entraban en conflicto con las de los adultos. Pero hoy, el condado de Franklin puede agradecer a esos doce estudiantes por salvar no sólo el relleno sanitario y ahorrarse la multa de diez mil dólares diaria, sino también la enorme cantidad de dinero que una firma de consultoría habría cobrado para redactar el plan producido por los jóvenes.