Flavia Funes

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Flavia Funes asumió un gran compromiso emocional al servicio de niños que esperan ser adoptados. Los recibe en su casa y los cuida como si fueran hijos propios, hasta el momento en que encuentran una familia definitiva.

Junto a su marido y al apoyo de su hijo, recibe desde el año 2015 bebés de hasta dos años que fueron abandonados en la vía pública, separados de su familia por haber sufrido la vulneración de sus derechos o dados en adopción por decisión de la familia de origen. Los bebés entran al sistema judicial y hasta el momento en que se les asigna una familia adoptiva pasan el tiempo en hogares de niños u hospitales donde no se cuenta con los recursos ni el tiempo para cuidarlos en forma personal.

Flavia les ofrece una familia de tránsito que los contiene, les da el amor que necesitan para su desarrollo emocional, los estimula en su crecimiento, los alimenta y se ocupa de que reciban todos los cuidados necesarios para un desarrollo saludable.

Cuando ella cuenta su experiencia resalta lo difícil que es despegarse de los chicos una vez que se van con la familia adoptiva. El esfuerzo es grande pero ella decidió levantar su cabeza por estos niños y ayudarlos a atravesar una situación en la cual no eligieron estar.

Ser una familia de tránsito implica estar disponible para cambiar repentinamente la rutina de la casa. Cuando recibe el aviso que indica que un bebé espera la adopción, Flavia dedica menos horas al trabajo y eso implica ganar menos dinero. Toda la familia se adapta a esa situación y se ajusta la economía del hogar para destinar ingresos a pañales, ropa, alimentos y cuidados médicos. Tienen la suerte de recibir algunas donaciones de amigos, vecinos y familiares que les regalan cochecitos, sillitas de comer o cunas que sus hijos ya no usan. Se modifican los horarios habituales de la casa porque hay que levantarse a la noche y atender a los bebes que vienen de pasar días en el hospital sin rutinas ordenadas.

Flavia estudia Administración de Empresas, ya está casi en el final de su carrera, sin embargo aceptó atrasarse y abandonar materias desde que decidió ser familia de tránsito porque durante el tiempo que los bebés pasan en su casa, su dedicación a ellos es exclusiva.

La asociación civil El Vallecito de la Guadalupe interviene en la tarea y se ocupa de que los bebés que están esperando una adopción puedan pasar su tiempo al cuidado de una familia de tránsito, como la de Flavia.

Desde 2015, ella se unió como voluntaria a la Fundación SI para realizar recorridas nocturnas en San Miguel, visitando y acompañando a personas que están en situación de calle. Una vez por semana lleva un termo con agua caliente, sopa y galletitas, algún abrigo y una charla agradable. Los visita, los acompaña y cuando se puede, ayuda a trasladarlos a algún hogar o residencia. Como ella dice, no los ignora, los hace visibles y dejan de ser personas desconocidas. También colabora con un comedor que se llama Rincón de Luz de Del Viso, donde brindan merienda y cena para 100 personas por día.

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Flavia Funes has made a great emotional commitment to helping children who are waiting to be adopted. She welcomes them into her home and takes care of them as if they were her own children until they find a permanent family.

Together with her husband and the support of her son, she has been fostering children of up to the age of 2 who have been abandoned in the streets, separated from their families for having had their rights violated or put up for adoption by choice of their family of origin. These children enter the judicial system and until the moment they are assigned an adoptive family, they spend their time in children’s homes or hospitals where there aren’t any resources or time to give them personalized care.

Flavia provides them with a foster family that supports them, gives them the love they need to develop emotionally, stimulates their growth, feeds them and makes sure they get all the necessary care for a healthy development.

When she talks about her experiences, she highlights how difficult it is to be separated from the children once they leave with their adoptive family. She puts in a lot of effort, but has decided to stick her neck out for these children and help them overcome a situation they haven’t chosen to be in.

To be a foster family means to be willing to change her home’s routine at short notice. When Flavia gets notified that there is a baby waiting to be adopted, she works fewer hours, which also means earning less money. The whole family needs to adapt itself to the situation, and the economy of the house is adjusted to allocate money to buying diapers, clothes, food and to health care. Luckily, they get donations from friends, neighbours and relatives who give away pushchairs, high chairs and cots that their children no longer use. The normal schedule of Flavia’s family is modified because they have to get up at night and take care of babies who come to their home having spent days at hospital without a set routine.

Flavia studies Business Administration and she is almost finishing her degree. However, she has decided to fall behind in her studies and has dropped out from courses since she agreed to become a foster parent because she devotes herself exclusively to the children whom she fosters.

The nonprofit organisation El Vallecito de Guadalupe takes part in this and makes sure that the children who are waiting to be adopted get to spend their time under the care of a foster family, such as Flavia’s.

She has joined Fundación Sí as a volunteer since 2015 to make rounds at night in the city of San Miguel, visiting and spending time with people who live in the streets. Once a week, she offers them a vacuum flask with hot water, soup and crackers, a coat and a nice chat. She visits them, supports them and whenever she can, she helps them move to a home or residence. As she puts it, she doesn’t ignore them: she makes them visible and they are no longer unknown individuals. She also collaborates with a soup kitchen called Rincón de Luz de Del Viso where, every day, 100 people get afternoon snacks and dinner.